Historia, historia, historia. No hace falta más. Cuando un buen guión no puede respaldar una serie o una película, recurrimos a las «súper estrellas«, esas que con una linda sonrisa y buen cuerpo atraen miles de espectadores (buenas noches saga Crepúsculo), y cuando ya de plano no tienes mucho que contar, no hay nada que una pantalla verde y chorromil efectos especiales no puedan conseguir (me saludas a tu tía, Batman v Superman).
Afortunadamente Stranger Things, serie original de Netflix, tiene mucho fondo (contenido) y forma (estructura), sin llegar a ser pretenciosa, ni querer descubrir el hilo negro, ésta serie nos hará recordar muchas obras filmográficas de los años 80´s, como E.T., The Gonnies, Gremlins, It (El payaso ESO), entre muchas otras más.
El inicio de la serie tiene un punto de partida interesante, en gran medida gracias al maravilloso elenco infantil, que sí sabe actuar y transmitir emociones pues, gracias a Dios, no se formaron con clasecitas de actuación en la escuelita de Carlitos Espejel (¡qué mello!). La historia se desarrolla en un típico (y muy tranquilo) pueblito de Indiana, en el que comienzan a suceder cosas extrañas que, sacarán de su aburrida rutina a los protagonistas.

Los niños merecen una mención especial, pues son en gran medida, el gran respaldo que te permite engancharte de inicio a fin con ésta serie (8 capítulos, de aproximadamente 1 hora cada uno), y que sobre todo, tienen una gran lección que darle a la generación «Millenial«: Ser geek o nerd, es un estilo de vida, no una apariencia. Ellos pueden jugar Calabozos y Dragones por horas, o ver películas de Star Wars sin tener que disfrazarse ridículamente en convenciones o postear en Facebook su grandiosa admiración por Harley Queen. Ellos simplemente son.
Además, éste grupo de amigos, son grandes aficionados a la ciencia, son curiosos e inteligentes, aunque desestimados por los niños de su edad (típico), por lo que al enterarse de la misteriosa desaparición de su amigo Will Byers (Noah Schnapp), deciden buscarlo por su cuenta.
La historia da un giro monumental, cuando al final del primer capítulo, encuentran a Eleven (Millie Brown), una niña que no suele emitir muchas palabras, pero que posee poderes psíquicos que irán tomando mucha importanica durante la historia. Cabe aclarar, que será obligatorio seguir la carrera de ésta niña, pues su actuación y su manera de transmitir están, literalmente, fuera de este mundo. Como dato curioso, la pequeña actriz, decidió aceptar que le afeitaran su cabello, gracias a que los productores Matt y Rosse Duffer le mostraron la apariencia que tenía la actriz Charlize Theron en la película Mad Max.
Pero Stranger Things no es una carretera de una sola vía, de hecho, cuenta con tres puentes generacionales que nutren de contenido a la historia, por una parte, ya mencionamos al primero de ellos, que son los niños geeks, en segundo lugar nos encontraremos con una historia adolescente, que enfrenta situaciones de la edad, como sexo, alcohol y un poco de rock and roll, pero que en el fondo, están en el proceso de buscarse y encontrarse como personas.

La historia semi- romántica de Nancy Wheeler (La guapísima Natalia Dyer) y Jonathan Byers (Charlie Heaton) nutren de adrenalina a la serie, pues mientras que en la mañana te pueden agarrar a golpes por tomar algunas fotos, en la noche puedes combatir monstruos en la comodidad de tu hogar. Sin duda son la parte fresca de la serie.
Finalmente, pero no menos importante, el último puente representa a la generación adulta y está en manos de la nominada al Oscar Winona Ryder, quien además de ser la actriz más famosa del reparto, también da vida a Joyce Byers, una madre desesperada que con tal de recuperar a su hijo, estará dispuesta a todo, incluso hasta a robarse la Navidad (le entenderás cuando veas la serie). Jim Hopper (David Harbour) completa el elenco adulto, interpretando a un policía que más bien funciona como un Indiana Jones con algunas gorditas de chicharrón encima, pero que gracias a sus dotes de detective, llegará hasta el fondo, con tal de descubrir el paradero del joven desaparecido.
Para disfrutar Stranger Things a todo lo que da, hay que conceder, hay que aceptar que de la noche a la mañana, podrían aparecer monstruos en los árboles de tu jardín, que pueden comerse a tus seres queridos, si lo tuyo no es el terror y el misterio, dale la oportunidad por las actuaciones y por el estilo retro de la serie, pues los detalles están muy bien cuidados, de verdad te sientes en los años 80´s, la producción cuido todo, incluso, las bicicletas de los niños tuvieron que ser adaptadas para que lucieran como los modelos que existían en 1983.
Buenas actuaciones, una historia intrigante, una dirección inteligente y una música sumamente nostálgica (compuesta por Michael Stein y Kyle Dixon), son suficientes razones para aventarte al sillón con una cubeta de palomitas y echarte toda la primera temporada en una tarde.