Aunque en tres meses no se puede visualizar un panorama amplio del ‘sello’ del actual en la actividad económica, algunos de los indicadores más importantes muestran una realidad con claroscuros.
En primer lugar se encuentra el comportamiento de los precios, es decir, la inflación.
La administración de AMLO recibió la inflación en 4.83 por ciento anual, lo que representó el nivel más alto para un inicio de sexenio desde que Vicente Foxtuvo que arrancar su presidencia con un incremento de 8.96 por ciento anual.
Ya en 2019, la inflación comenzó a sorprender al mercado, ya que ante una serie de decisiones como el aumento al salario mínimo y algunos subsidios fiscales en la frontera norte del país, los precios comenzaron a bajar, al reportar 4.37 por ciento en enero y 3.94 durante febrero.
El comportamiento reportado en febrero colocó de nuevo a la inflación dentro del rango objetivo fijado por el Banco de México (que es de 3 por ciento +/- 1 punto porcentual), mismo que no se había alcanzado desde enero de 2017.
A este ambiente optimista se le puede agregar la confianza del consumidor, ya que desde julio de 2018, mes en el que AMLO ganó la elección presidencial, la confianza de los mexicanos se comenzó a disparar, al grado de alcanzar en febrero su mayor nivel desde que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) levanta la encuesta (a partir de 2001).
A pesar de este incremento histórico, las ventas de las tiendas minoristas (como lo son las ‘tienditas de la esquina’ o las tiendas departamentales) mostraron signos de debilidad durante el último trimestre del año, al grado de registrar una contracción mensual de 3.2 por ciento en diciembre, la más alta en cinco años.
Este tema toma relevancia al saber que el consumo y los servicios son los principales ‘motores’ de la economía, al aportar poco más del 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).
Otro indicador que tuvo que pasar por un ‘bache’ fue el desempleo, ya que la presidencia de Obrador se inauguró con un alza de 0.22 por ciento, lo que representó su mayor aumento desde julio de 2014.
Luego de este ‘trago amargo’, la tasa de desocupación de enero revirtió ligeramente esta tendencia al ubicarse en 3.5 por ciento respecto a la Población Económicamente Activa (PEA).
Por otra parte, el mercado también le está siguiendo la pista al comercio de México con el exterior, ya que de acuerdo con datos de la balanza comercial de mercancías, las exportaciones petroleras han acumulado tres meses consecutivos de contracciones desde que AMLO tomó posesión.
Esta cifra trasciende cuando se observa que entre abril y octubre de 2018, los envíos petroleros eran positivos y de doble dígito.
*Este artículo aparece primero en El Financiero Bloomberg.