Durante la primera quincena de febrero, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) sorprendió el bolsillo de los mexicanos, al registrar una variación anual de 3.89 por ciento, lo que representó su menor nivel desde la segunda quincena de diciembre de 2016, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
A su vez, el aumento generalizado y sostenido de precios logró volver a entrar dentro del rango objetivo fijado por el Banco de México (3 por ciento +/- 1 por ciento), el que no habían podido alcanzar desde enero de 2017.
La cifra sorprendió al mercando y se ubicó por debajo de lo esperado por el sondeo de analistas consultados por Bloomberg, que anticipaban una variación de los precios de 4.05 por ciento.
La disminución de los precios se debió a una reducción generalizada de todos los componentes que integran al INPC.
De acuerdo con el reporte del Inegi, la inflación subyacente, que es aquel que toma en cuenta el desempeño de los bienes y servicios de consumo, eliminando la volatilidad de los precios de agropecuarios y las tarifas predeterminadas como las de energéticos y transporte, se ubicó en 3.51 por ciento a tasa anual, su menor aumento en 51 quincenas.
Al interior de este componente, tanto las mercancías como los servicios continuaron dibujando una trayectoria a la baja, al registrar aumentos de precios de 3.59 y 3.40 por ciento a tasa anualizada con base a cifras ajustadas por estacionalidad.
Por otra parte, el componente no subyacente, que es aquel que comprende los precios de bienes y servicios que son influenciados por factores externos como el clima o los mercados internacionales, se ubicó en 5.15 por ciento anual, para encontrar un dato más bajo también hay que remontarse a la segunda quincena de febrero, cuando la variación se encontró en 2.71 por ciento a tasa anual.
De manera desagregada, tanto los productos agropecuarios (frutas, verduras, pecuarios) como los energéticos y las tarifas autorizadas por el Gobierno, mostraron un decremento en sus precios, al reportar variaciones de 5.28 y 5.16 por ciento, en cada caso.
Los productos que más ‘le pegaron’ al bolsillo de los mexicanos fueron el chayote (19.01 por ciento), la cebolla (7.23 por ciento), el azúcar (4.27 por ciento) y el huevo (3.61 por ciento).
El incremento de los precios en este tipo de productos suele afectar más a los consumidores mexicanos, ya que al ser de las mercancías ‘consentidas’ su incidencia en la inflación es mucho mayor.
Del otro lado de la moneda se pudo observar que diversos productos agropecuarios fueron los que más disminuyeron sus precios, entre los que se encuentran el jitomate (-24.56 por ciento), el chile serrano (-24.45 por ciento), el tomate verde (-18.47 por ciento), la calabacita (-16 por ciento) y los nopales (-11.52 por ciento).
Las inflaciones por ciudades indicaron que las mayores variaciones quincenales al alza se ubicaron en Durango, Quintana Roo y Nayarit al registrar incrementos de 0.22, 0.19 y 0.13 por ciento, respectivamente.
De lo contrario, las menores expansiones de precios se percibieron en Guerrero, Estado de México y Michoacán, con disminuciones quincenales de 0.36, 0.30 y 0.26 por ciento, en cada caso.
Hacia adelante, Juan Carlos Alderete, economista senior de Grupo Financiero Banorte considera que se deberá seguir atento al comportamiento de los energéticos, sobre todo tomando en cuenta la política de fijación de precios de la gasolina y la electricidad de la nueva administración.
“También analizaremos si se presentan impactos por los bloqueos a vías férreas en Michoacán, los cuales podrían afectar los inventarios de ciertos bienes y por ende sus precios”, dijo.
En la variación quincenal, la inflación disminuyó 0.10 por ciento, su mayor reducción desde la primera quincena de mayo de 2018.
*Este artículo aparece primero en El Financiero Bloomberg.