Las empresas del sector energético pretenden lograr la neutralidad de carbono para el año 2050, aunque podrían acelerar las actividades de descarbonización y alcanzar objetivos provisionales significativos para 2030, señaló el estudio “El reto de la descarbonización 2030: El camino hacia el futuro de la energía”, elaborado por Deloitte.
«Las empresas se han comprometido para 2050 y han establecido una visión a largo plazo. Actualmente, están analizando lo que pueden y deben hacer, en el corto plazo, para iniciar los cambios que mostrarán avances en diez años. Al mismo tiempo, desean comprender los riesgos y oportunidades asociados con estos cambios, así como los impactos en las operaciones y los mercados”.
Rajeev Chopra, Líder Global de Energía, Recursos e Industriales de Deloitte.
De acuerdo con el estudio, la descarbonización implica una inversión significativa de tiempo y esfuerzo, lo que a menudo requiere un cambio transformador por parte de las empresas en su operación, así como en la forma en la que se relacionan con sus partes interesadas e interactúan con el ecosistema empresarial de energía y recursos.
“Vale la pena realizar la inversión porque los beneficios a largo plazo, para las compañías, la industria y el planeta, son claros”, señaló la firma.
Algunos de los principales impulsores de la descarbonización, en todos los sectores, incluyen, por un lado, la presión que ejercen las partes interesadas de la industria, incluidos clientes, empleados, inversores y comunidades; la regulación gubernamental y las oportunidades de reducción de costos de las nuevas tecnologías.
“Todos los impulsores de la descarbonización se están intensificando, desde la regulación gubernamental hasta las demandas de las partes interesadas, la buena noticia es que también se está volviendo más factible resolver los desafíos, y el apoyo público significa que las empresas mejorarán su reputación, al tomar acciones que promuevan la protección del clima», puntualizó Chopra.
El informe examina el proceso de descarbonización en cuatro sectores energéticos, que son los productos químicos; petróleo y gas; minería y metales; y energía, servicios públicos y renovables.
Respecto a los productos químicos, el sector ha hecho diversos compromisos hacia la descarbonización, mejorando la eficiencia energética y de recursos, utilizando residuos sustentables y evitando la producción de materiales vírgenes.
Para el sector de petróleo y gas, la reducción de emisiones de carbono es una prioridad en el corto plazo para algunas empresas, mientras que otras, probablemente, articularán vías de descarbonización y examinarán diferentes modelos comerciales, a medida que remodelan su negocio para superar las condiciones actuales del mercado.
En tanto, las empresas mineras funcionan cada vez más como un ecosistema, estableciendo objetivos de reducción de carbono en toda la cadena de valor y utilizando métodos de rastreo habilitados por blockchain.
Finalmente, las organizaciones del sector catalogado como ‘energía, servicios públicos y energías renovables’ son las que se están moviendo más rápido para lograr una descarbonización, en comparación con las de otras industrias.
“El gas natural de bajo costo ha desplazado al carbón; la energía eólica y solar se encuentran entre los recursos más baratos, y los costos de almacenamiento de baterías, se han desplomado”, se puede leer en el estudio.