
Dragon Ball Super ha sido un ejemplo de perseverancia y paciencia. Aceptémoslo, la nueva serie de Akira Toriyama no inició bien, pues nos presentó dos historias que ya habíamos visto en el cine (La Batalla de los Dioses y la Resurreción de Freezer), y no sólo eso, sino que se nos había presentado una calidad de animación que dejaba muchísimo que desear (véase capítulo cinco).
Afortunadamente, gracias a Zeno Sama (literalmente) todo eso ha quedado en el olvido, pues a pesar de que la serie aparentemente mejoró en la saga de Black Goku (pues la historia estaba más enredada que el Gobierno de Javier Duarte), Dragon Ball Super seguía dependiendo en exceso de conceptos utilizados tanto en Dragon Ball como en DBZ.
Si no era el mafuba, era Trunks pidiendo ayuda al pasado, no había grandes innovaciones en la historia, hasta ahora… La saga del Torneo de los 12 Universos, trajo consigo muchas cosas, como personajes nuevos, conceptos nuevos, motivaciones nuevas y superficialmente: originals soundtracks tracks, y una indiscutible mejora en los gráficos de la serie.
Tuvieron que pasar 109 capítulos para que una historia nos volviera a hervir la sangre como cuando éramos niños, que nos hiciera suspirar y nos motivara a subir a nuestras azoteas a darle toda nuestra energía a Gokú.

Toei Animation lo ha logrado otra vez, el pasado 7 de octubre se emitió el Adventure Sunday, que no es otra cosa que un especial de una hora de Dragon Ball Super, donde el tema central fue la primera batalla entre Goku (la esperanza del Universo 7) y Jiren (el peleador más fuerte del onceavo Universo) y la pelea fue alucinante.
No sólo fueron «putazos» e incrementos ilógicos de poder, atrás quedaron los resultados lógicos y lo obvio, los creadores nos presentaron un capítulo inolvidable, en el que Gokú alcanza momentáneamente una nueva transformación denominada oficialmente «Ultra instinto» (Mi Gatte no Gokui).
Y aunque Gokú es un experto en tintes de cabello, pues ha usado amarillo, rojo, azul y hasta rosa (bueno, en su faceta de Black Gokú, pero no se veía nada mal), ésta nueva transformación realza otros aspectos, como la arrogancia al pelear, la inteligencia al moverse y sobre todo, el estado mítico comparable con un Dios de la destrucción.
Fue impresionante ver a todos los Dioses de la destrucción, encabezados por Bills, paniqueados y asombrados ante la figura de Son Goku, pues ésta nueva transformación no es tan fácil de adquirir como un super saiyan ordinario, por lo que ésta trama va a dar mucho de que hablar en el futuro de la serie.

En fin, el episodio es 100% recomendable, incluso por el soundtrack que suena de fondo durante la pelea principal, con tintes totalmente noventeros y con un dramatismo muy al estilo Dragon Ball, pero lo más rescatable es la importancia de destacar la perserverancia.
Sé que hay proyectos que no pueden esperar hasta que empiecen a funcionar, pues financieramente, no son viables y pueden generar pérdidas económicas irrecuperables (véase Dragon Ball Z Kai), y aunque ésta nueva serie de Dragon Ball ya cuenta con un fan base muy establecido, justamente por este tipo de episodios se generan más aficionados a la serie y a la vez se conservan a los fans de toda la vida, al paso que va esta serie, podemos esperar muchos años más de Super, y cada vez se pone mejor.